Impunidad

El asesinato que dejó sin noticias radiales a San Pedro

Pocos minutos después de que el periodista Mardonio Mejía fue asesinado, el sicario fue capturado en flagrancia y enviado a prisión. Sin embargo, un error procesal permitió que pasara a detención domiciliaria, a la espera del fallo de un juez. Sobre quién ordenó el crimen aún no hay resultados. El de Mejía es uno de los siete asesinatos de periodistas ocurridos desde agosto de 2022, cuando el presidente Gustavo Petro asumió el cargo.


Por:
Dora Montero
Colombia

La última vez que se escuchó el programa “La crónica roja” en los radios de los habitantes de San Pedro, en Sucre, fue a las 6 de la mañana del 24 de enero de 2024.

“Muy buenos días a todos los que me están oyendo en cualquier parte del mundo. Ésta es la sección ‘La crónica roja’, del programa Amanecer Campesino que es un programa para usted, amigo campesino, para usted amiga campesina, para que aprenda oyendo radio…”

En “La crónica roja”, los oyentes se enteraban de las noticias judiciales, de orden público y seguridad de la región. La mayoría eran versiones de otros medios y de internet, así como noticias locales. El programa también anunciaba campañas de vacunación, brigadas de salud, opinaba, a su estilo, sobre temas de interés local y nacional.

Mardonio Mejía. Tras su asesinato las redes sociales de su pueblo se llenaron de mensajes de elogio por su trabajo. (Fuente: Difusión)

Todos los días, de lunes a viernes, a las 6 de la mañana, por las ondas hertzianas, de Sonora Stéreo, 94.3, radio comunitaria, que no es lo mismo, es mejor. Originando desde San Pedro, en el departamento de Sucre, Colombia, América del Sur. San Pedro, el mejor vividero del mundo.

San Pedro es un municipio caribeño con apenas 24 mil habitantes, donde más de la mitad son campesinos que viven en zonas rurales. Ese era el público del programa radial que también se extendía por redes sociales hacia otros escenarios. Un pueblo pequeño, con calles bien hechas y casas de madera, algunas pintadas de colores.

“Quien les habla hoy, como todos los días, se llama Mardonio Mejía Mendoza, este amigo de todos ustedes, que les lleva las informaciones con un estilo diferente, un estilo propio, natural, un estilo auténtico”

Ese 24 de enero, Mardonio de Jesús Mejía Mendoza terminó el programa, invitó a su audiencia a quedarse escuchando rancheras y boleros y luego salió hacia una subasta ganadera. Volvió a su casa, donde también funcionaba la emisora. A las 18:54, bajó de su motocicleta, abrió la puerta y volvió a subirse para ingresar. Apenas unos segundos después, otra motocicleta, con dos personas a bordo, se detuvo al frente. El hombre que iba como pasajero se bajó e ingresó a la vivienda. Solo cinco segundos más tarde, salió, se subió a la moto y ambos huyeron a toda velocidad.

El video grabado por una cámara de seguridad evidencia que todo ocurrió entre las 18:54 y 18:55, un minuto solamente. En el interior de la casa, Mardonio, “Mardo”, como lo conocían en su pueblo, estaba tirado sobre la moto con dos disparos en la cabeza. No resistió mucho más y al hospital llegó sin vida.

Luego de tres décadas al aire, la voz de la única emisora de San Pedro, se apagó.

Una voz diferente

Mardonio Mejía era muy querido y reconocido en su pueblo. Uno de sus amigos, Walter Chamorro, cuenta que era un hombre polifacético, un “todero”, periodista, ganadero, agricultor y compositor de porros. También fue uno de los fundadores de la Defensa Civil que presidió por más de 18 años. Chamorro lo describe como un hombre estricto. “Era lo que llamamos, un tipo correcto. Al que le brindaba su amistad era con sinceridad, sin hipocresía. Qué si era amigo mío y yo era amigo de él, era en la buena y en la mala”.

Como periodista, Mardonio, quien al morir tenía 66 años, fue empírico. Comenzó en los 90 como fotógrafo y camarógrafo y fue corresponsal de los más importantes medios regionales como El Universal, El Meridiano y TeleCaribe, además de miembro del Colegio Nacional de Periodistas seccional Sucre, por más de 20 años. Fue el primero en llevar la radio, la prensa y la televisión a San Pedro. Su primer intento fue con el primer canal local llamado Promej Televisión, con un programa informativo llamado Telemando. Después creó el Periódico La Plana, que circuló entre 1993 y 1996. Su último emprendimiento fue el exitoso, la emisora comunitaria Sonora Estéreo 94.3 que dirigió por más de veinte años.

“Apenas me levantaba yo no corría al fogón, corría para el radio a escuchar el programa. Nos enterábamos de todo, de las noticias buenas, de lo que nos interesaba”, dice con tristeza Julia Gutiérrez en uno de los muchos homenajes que hicieron al periodista después de su muerte, mientras se declara su seguidora, aunque no lo conocía en persona, porque “él era muy cariñoso, muy jocoso, con sus cosas, con sus chistes”.

También era el sitio donde sin dejar su estilo jovial, Mardonio criticaba a las administraciones municipales y los políticos que no cumplían. “Estaba incomodando a los políticos”, según un colega del periodista asesinado, que pidió no dar su nombre.

El silencio cubrió a San Pedro

La cabina radial de “Crónica Roja” quedaba en la propia casa del periodista. Hasta allí llegaron los sicarios para acabar con su vida. (Fuente: Difusión)

La tristeza del pueblo por la muerte de Mardonio fue enorme. Las redes sociales se llenaron de mensajes de pesar y consuelo para su familia. Después de su asesinato, la emisora no volvió a sonar por diez días y ahora solo lo hace con música y con propaganda grabada

Explica Chamorro que Mardonio no era el único periodista, pero sí el único que tenía un medio. Por eso, el silencio noticioso impera en San Pedro después de su muerte.

Lo que significa ese silencio es mucho más que una emisora apagada. Daniel Chaparro, asesor de la dirección de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), quien estuvo en San Pedro una semana después del asesinato de Mardonio, contó que lo que más lo impactó al llegar al pueblo fue no escuchar nada de música, ni noticias, y entender, por las diversas entrevistas que hizo durante su misión, que la gente —especialmente la que vive en zonas rurales— se quedó sin la posibilidad de escuchar información.

“Lo impactante del asesinato de Mardonio y lo que implica para ese municipio, para la gente del campo y para la gente de la subregión, para quienes quieran saber un poco más de lo que pasa en esa zona, es enorme”, explica Chaparro quien también expresa su preocupación por el futuro del archivo. “De cierta forma, su emisora era la memoria del pueblo. Allí había una especie de archivo, un material como de museo con estantes llenos de casetes, Betamax, VHS y fotografías que cuentan un poco la historia”.

El temor no es gratuito. En la página de Facebook donde Mardonio retransmitía sus emisiones diarias, no queda nada. “No hay registro de ese archivo, lo borraron todo. Eso también muestra lo vulnerable que es el tema de los archivos, y para San Pedro se trata de algo único e irremplazable”, explicó Chaparro.

La investigación judicial

Minutos después del asesinato de Mardonio Medina, la Policía capturó a un hombre, Ledinwit Yesith Diaz Mercado, quien por sus características físicas —similitud en su contextura, zurdo y con cojera en la pierna derecha— además de su ropa, fue identificado como el hombre que habría disparado. Residente de Magangué (Bolívar), municipio cercano a San Pedro, Díaz Mercado estaba escondido en una zona verde, apartada del centro y en el momento de su captura las autoridades le cubrieron las manos para cuidar las posibles evidencias de pólvora.

Un fiscal de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) adelantó las audiencias concentradas, formulando imputación por los delitos de homicidio agravado en concurso heterogéneo con fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones. Los cargos no fueron aceptados por el imputado y fue enviado a la cárcel La Vega, de Sincelejo.

En mayo de 2024, la Fiscalía Segunda Especializada le imputó el delito de homicidio con el agravante de haberse cometido contra un periodista. Pero posteriormente, el caso fue asignado a un fiscal de la Unidad Especial de Investigación (UEI) quien retiró el agravante porque consideró que no había forma de probar directamente que el homicidio tenía una relación causal con su actividad como periodista. Esto causó que el proceso se suspendiera por meses, hasta que la defensa solicitó su libertad por vencimiento de términos. Un juez de ejecución de penas le dio el beneficio de detención domiciliaria.

Desde ese momento, Ledinwit Díaz está recluido en su vivienda en Magangué, Bolívar, un municipio ubicado a una hora de San Pedro, con un mecanismo de vigilancia electrónica controlado por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC).

“Esto refleja falta de coherencia, coordinación y diligencia de la Fiscalía, lo que pone a las víctimas en una situación de indefensión”, dijo en su momento la FLIP, que asumió la representación de las víctimas —la hija y el hermano de Mardonio Medina—, en un comunicado de prensa.

El 28 de mayo de 2025, comenzó el juicio oral sin que el juez tuviera conocimiento sobre la libertad de Díaz Mercado, quien no se presentó a la audiencia.

En este trámite también se presentaron retrasos, como la decisión del juez de aplazar la audiencia porque el defensor suplente no estaba presente, con la justificación de que había sido este quien había llevado a cabo las diligencias a lo largo del proceso y no el defensor principal. Para los asistentes, ha generado suspicacia la visible amistad del abogado suplente con el juez, y además su pericia en sus exposiciones, no muy frecuente en los abogados de oficio.

Además, durante toda la audiencia, asegura la abogada de la FLIP, Natalia López, se han presentado demoras y comentarios inapropiados del juez, con prejuicios de género.

Durante los alegatos finales que culminaron el 20 de junio de 2025, tanto la Fiscalía, como la Procuraduría y los representantes de las víctimas pidieron la condena de Diaz Mercado con el argumento de que la responsabilidad está más allá de cualquier duda razonable. La defensa dice que las pruebas apenas son de referencia y que Mardonio se hubiera podido defender. Al finalizar la audiencia, el juez anunció que no entregaría el sentido del fallo ese mismo día, como lo establece la Ley, porque necesitaba tiempo para analizar las pruebas y solo cuando eso ocurriera, citaría a una nueva audiencia. Pidió a los representantes de las víctimas que no lo presionaran. Tras cuatro meses, sigue sin citar la lectura del fallo.

¿Quién ordenó el asesinato?

Pizarra en una de las paredes de la cabina radial del periodista Mardonio Mejía (Fuente: Difusión)

El día del sepelio del periodista, tres días después del asesinato, el párroco del pueblo dijo que con la muerte de Mardonio pensó en el difícil papel de los periodistas. “Cuando el periodista asume este papel, busca que el mundo sea menos oscuro, porque donde no hay un periodista, donde no hay una persona que esclarezca los hechos y manifieste las cosas de manera muy objetiva y muy real, entonces quizás podemos comprender hacia dónde se dirige un municipio, un departamento, un país. Por eso en las circunstancias en que estamos, la verdad duele, hoy la verdad no le gusta a la gente, la verdad se convierte en una especie de situación que estorba, que incomoda”.

Durante varias semanas, los rumores en el pueblo buscaban explicaciones sobre quién y por qué habían asesinado a Mardonio.

Inicialmente, se conoció sobre supuestas extorsiones que Mardonio se negó a pagar, pero no existen denuncias sobre el hecho. En la región operan el Clan del Golfo o El Ejército Gaitanista de Colombia, como también se le conoce, además de la banda de los norteños.

En esa visita, la hija de Mardonio, Angélica Mejía, dijo que el asesinato de su padre nada tenía que ver con su actividad ganadera. “Los hechos se presentaron dentro de la emisora comunitaria, justamente cuando él estaba guardando la moto. Era como el aviso: ‘es por esto’, por la emisora, por algo que en algún momento él pudo haber manifestado; algo que le incomodó a alguna o algunas personas y por eso vinieron las represalias”.

La razón podría ser cualquiera de sus afirmaciones. Para Chaparro, “los poderes se volvieron completamente quisquillosos, no se necesita de una gran investigación de corrupción para generar molestia. Eso pasa mucho, sobre todo en las zonas más alejadas de los centros urbanos. No cuesta nada matar a un periodista”.

Pero el hecho que más se mencionaba en el pueblo era el de unos comentarios que Mardonio había hecho en su programa “Crónica Roja”. La emisión a la que hacían referencia se emitió el 16 de enero, dos días después de la muerte de Enilce López, una poderosa empresaria conocida como ‘La Gata’, condenada a nueve años de prisión por sus vínculos con grupos paramilitares. Durante doce minutos, Mardonio Mejía comentó lo que otros medios decían sobre el tema y profundizó sobre la vida y el prontuario de la mujer de Magangué, una de las personas con mayor poder en la región. También recordó que uno de sus hijos, Héctor Julio, está siendo investigado por sus nexos con los paramilitares y fue rechazado por la Justicia Especial para la Paz (JEP) y el otro, el excongresista Luis Alfonso López, está en la cárcel, condenado a 29 años de prisión como responsable del asesinato del periodista de Rafael Enrique Prins, en Magangué, en 1995.

Porque “hablaba de él, hablaba de su mamá, decía verdad, decía mentiras, eso no me consta, pero dicen y se comprobó que él tuvo la mano metida ahí y por eso lo condenaron a 29 años de cárcel”, dijo Medina en uno de los apartes.

La Fiscalía explicó que la investigación por los determinadores o autores intelectuales de este homicidio está activa. La FLIP, en representación de las víctimas, solicitó una reunión al Fiscal del caso para pedirle la ruptura procesal y que la investigación de quiénes ordenaron el asesinato, sí contemple el homicidio con el agravante de la calidad de Mardonio como periodista.

La Fundación para la Libertad de Prensa ha documentado 169 asesinatos de periodistas en Colombia desde 1938 hasta noviembre de 2025. Y desde el 7 de agosto de 2022, cuando asumió su cargo el presidente Gustavo Petro, hasta hoy, siete periodistas han sido asesinados. Solo en un caso han sido condenados los asesinos intelectuales.