Una deficiente investigación policial, seguida de pasos fallidos de la Fiscalía, impide conocer quiénes son los autores intelectuales del asesinato de un periodista bloguero, en el estado de Sao Paulo.
Treinta meses pasaron entre el día del asesinato del periodista Marcos de Barros Leopoldo Guerra, y el momento en que alguna autoridad percibió, oficialmente, que existían líneas de investigación inexploradas sobre posibles responsables de su muerte.
En ese periodo la investigación policial fue pospuesta 15 veces: 13 por exceso de trabajo y dos por vacaciones del funcionario encargado del caso. El principal comisario responsable de la investigación se jubiló.
Llovía aquella noche de martes en Ubatuba, ciudad turística de la costa norte del Estado de Sao Paulo, en el intermedio del camino hacia Río de Janeiro. En la casa donde vivía con su padre, ubicada en la cumbre de una colina cerca del mar, en la Playa de Tenorio, el bloguero fue a la cocina a comer algo. La habitación tiene una gran ventana acristalada con vistas a la parte delantera de su casa, que no tiene muros. Ya era más de las 10 de la noche.
De bermuda azul rayada, y con una ración lista para comer, Marcos fue alcanzado por tres disparos que llegaron desde la ventana: uno le dio en la cara, otro en la espalda, y un tercero en el estómago. Un cuarto disparo le dio a la nevera. Los vecinos le dijeron a la policía que los asesinos, vestidos con ropa oscura, dieron la vuelta a la casa y huyeron de moto, "muy despacio", según un testimonio.
Tras escuchar los disparos mientras se bañaba, Elías Guerra, de 85 años, fue el primero en llegar a la cocina. El grito del patrón al ver al hijo muerto despertó a Valquiria, sirvienta que trabaja con la familia desde que el hombre que yacía en la cocina era un niño.
Para cuando la policía llegó al lugar, después de las dos de la mañana, ya era víspera de la Nochebuena de 2014 y Marcos Guerra se había convertido en el 29º periodista asesinado en Brasil desde 1992, según información del Committee to Protect Journalists (CPJ). Otros 12 morirían después.
La primera página de la indagación policial, redactada la noche del crimen, registra: "El progenitor de la víctima informó que su hijo tenía un blog llamado Ubatuba Cobra, donde hacía denuncias políticas y ya había sufrido amenazas en tiempos anteriores".
En las entrevistas que dio a medios, durante los primeros días de la investigación del crimen, el comisario responsable de la policía de Ubatuba, Fausto Cardoso, afirmó que identificarían posibles relaciones entre las denuncias publicadas por Marcos y posibles autores de la muerte.
Sin embargo, durante dos años y medio, hasta que la investigación fue enviada al Poder Judicial, sólo una línea de investigación fue seguida: que el asesinato podría estar vinculado a denuncias hechas contra vecinos de la Playa de Tenorio, que mantendrían aparcamientos irregulares.
Esa historia era sólo una entre los 3,089 textos publicados por el blog en sus cuatro años de existencia. Y es el único texto adjunto a la investigación policial. Los personajes involucrados en ese reportaje fueron los únicos sospechosos escuchados en 30 meses.
"AMETRALLADORA GIRATORIA"
Cuando Guerra fue asesinado, hubo alertas emitidas por diversas entidades internacionales: CPJ, SIP y CIDH. Una nota de la Unesco demandaba una investigación completa del caso. La muerte, que fue noticia en medios de comunicación del mundo entero, viola el principio 9 de la Declaración de Principios sobre la Libertad de Expresión, que afirma:
"El asesinato, secuestro, intimidación, amenaza a los comunicadores sociales, así como la
destrucción material de los medios de comunicación, viola los derechos fundamentales de las
personas y coarta severamente la libertad de expresión. Es deber de los Estados prevenir e
investigar estos hechos, sancionar a sus autores y asegurar a las víctimas una reparación
adecuada"
Pero en Brasil la reacción fue distinta. No hubo manifestación del Sindicato de Periodistas de Sao
Paulo, que considera que blogueros no graduados en la carrera de Periodismo no son propiamente
periodistas. No hay mención al nombre de Marcos Guerra en la página web de la Asociación Brasileña
de Periodismo de Investigación (ABRAJI), que monitorea casos de agresiones a periodistas. La
Asociación Nacional de Periódicos (ANJ), que reúne a las empresas periodísticas brasileñas, no
incluyó el caso en su informe sobre ataques a periodistas en Brasil entre 2014 y 2016, por no haber
detalles claros sobre la motivación del crimen.
En Ubatuba, todas las personas entrevistadas relatan que no hubo conmoción en la ciudad. Después de la noticia de la muerte, casi nada más se publicó al respecto. El cuerpo fue enterrado en la capital, a 230 kilómetros del lugar del crimen.
La actividad profesional principal de Guerra nunca se hace evidente en el blog, que no publicaba anuncios identificados como tal. De acuerdo con personas próximas a él, Guerra trabajó durante algún tiempo con asistencia jurídica a quienes cuestionaban cobranzas indebidas por parte del ayuntamiento. Esto le convirtió en un tipo mal visto por la administración municipal.
Aunque el abogado de la casa fuera el padre, Marcos Guerra conocía la práctica del Derecho. En la habitación donde trabajaba, en su casa, la policía destacó haber encontrado muchos libros jurídicos y diversas carpetas con los procesos movidos por el bloguero. Elías Leopoldo Guerra, el padre de Marcos, todavía está vivo, pero rechazó la posibilidad de dar entrevista cuando lo buscamos. Según la organización Article 19, "familiares de la víctima todavía se sienten muy amenazados y buscaban la reclusión como forma de protección".
La dirección personal donde los dos pistoleros no identificados encontraron y mataron a Marcos Guerra era publicada con frecuencia en el blog "Ubatuba Cobra", precisamente en el texto de las denuncias formales que él hacía en la Justicia, contra las autoridades locales. Estas denuncias solían ir acompañadas de adjetivos pesados dirigidos a autoridades.
Los textos no se parecían a nada comúnmente publicado por la prensa profesional. Cuando la policía averiguó los antecedentes penales del bloguero, encontró una serie de procesos por calumnia, injuria y difamación.
Élcio Machado, que escribía para páginas web de Ubatuba, así destacaba a las posibles personas descontentas con Guerra, a quien calificaba como una "ametralladora giratoria":
"Políticos -especialmente los alcaldes Eduardo César y Mauricio Moromizato-, concejales -especialmente el ex concejal Gerson Biguá, que perdió el mandato en razón de una denuncia hecha por Guerra-, proveedores, directores y funcionarios graduados [del hospital] de la Santa Casa de Ubatuba, que frecuentemente eran criticados en sus textos, así como fiscales de la Justicia y jueces de Derecho. El bloguero propuso diversas querellas civiles públicas e interpuso procedimientos judiciales al provocar a la Fiscalía Pública, y administrativos, ante el Tribunal de Cuentas del Estado".
De los textos del blog, 379 fueron clasificados con la etiqueta "Desprecio del Ayuntamiento". El nombre del ex alcalde Eduardo César aparece clavado en 194 textos, y el de Mauricio Moromizato aparece en 354. Oponentes políticos – uno es del PSDB, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso; y el otro es del PT, del ex presidente Lula –, en el blog de Marcos Guerra los dos ex alcaldes son llamados por los mismos adjetivos: "incompetente", "omiso" y "negligente".
Fiscales públicos, responsables de presentar denuncias formalmente al Poder Judicial, incluso en casos de asesinatos no resueltos, eran también frecuentemente criticados por Guerra. Nada menos que 109 textos llevan la etiqueta "Desprecio de la Fiscalía". Las acciones judiciales interpuestas por Guerra y republicadas en su blog intentaron separar al menos a tres fiscales. Dos de ellos fueron separados. Las personas próximas al bloguero no están de acuerdo si la separación de los fiscales se debe o no a sus denuncias. Otros dos fiscales llegaron a mover acción judicial contra Guerra, pero las perdieron.
Ubatuba es una ciudad que no tiene mucha prensa. El único periódico de la ciudad es un semanario, y funciona más como un informativo oficial que como vehículo de reportajes independientes. Hay algunos blogs, hechos por ciudadanos que quieren discutir los problemas de la ciudad. Además del "Ubatuba Cobra", había otros, incluyendo "O Guaruçá", que existe desde 2004 y, por dos años, publicó una columna de Guerra.
"Marcos era una persona difícil. Las cosas tenían que ser siempre a su manera. De lo contrario, se enojaba", dice el ingeniero y bloguero Luiz Moura, en su oficina llena de piezas electrónicas de equipos que construye en su tiempo libre. Además de eso, él se dedica a "O Guaruçá", cuyo nombre remite a una especie de cangrejo que limpia las arenas de la playa. Un "guaruçá" hecho con alambre y una botella derretida encontrada en la playa adorna su pared, justo encima de la computadora.
Moura publicó artículos escritos por Guerra durante algunos meses, y dijo que sufrió procesos judiciales a causa de ellos, algunas veces. Según él, siempre que sacaba los adjetivos de un texto, Guerra se volvía loco. A principios de 2011, cuando se negó a publicar un artículo, el bloguero se puso intratable con él en una llamada telefónica. Moura retiró el nombre del colaborador de la lista de articulistas de la página web y desde entonces, nunca más charlaron.
Después de eso, Guerra creó su propio blog, llamado "Ubatuba Cobra", donde escribiría a su manera. Desde el primer texto, afirmaba él mismo ser el responsable de las denuncias allí publicadas:
"De manera distinta de los demás y por una simple cuestión de lógica y buen sentido, el responsable de Ubatuba Cobra informa que cualquier materia, comentario u observación publicada por el Blog es de responsabilidad de su creador, Marcos de Barros Leopoldo Guerra. Tal iniciativa ahorra tiempo a quienes pretenden acciones judiciales, pues nuestros Tribunales consideran que debe haber responsabilidad solidaria entre el autor y el medio de comunicación."
Además de sus propios textos, él reproducía artículos de algunas instituciones. Una de las más frecuentes, en los primeros dos años, era la Asociación Comercial de Ubatuba (ACIU), que reúne a los comerciantes de la ciudad. Hasta la última semana del blog, Guerra publicaba la lista de ofertas de empleo anunciadas por la asociación en un cartel fijado en su sede, en el centro de la ciudad.
Cristiane Zarpelão, encargada del departamento de comunicación en la ACIU, redactó algunos de esos textos institucionales. Ella se acuerda de Guerra como un bloguero que colaboraba con las iniciativas de la entidad, pero que también era conocido por su reclusión y polémicas.
"La gente siempre decía que él podía ser muerto por lo que escribía, pero nadie creía que eso podría pasar, de hecho. Hasta que ocurrió", dice.
SÓLO UNA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
Un año después del asesinato, Élcio Machado intentó indagar cómo andaba la investigación, pues estaba preparando un texto para "O Guaruçá". No tuvo éxito. Según su relato, una comisaría empujó su solicitud de información a otra, que la envió a la otra, que señaló que la persona más indicada para hablar sería el comisario Fausto Cardoso, el primero que había sido consultado.
"La investigación que apura el asesinato aún está insepulta, no ha sido archivada, pero anda a paso de tortuga", concluyó Machado.
En una entrevista a Machado, en diciembre de 2015, el comisario Fausto Cardoso afirmó: "Es una investigación difícil, pues Guerra ha recibido varias amenazas anónimas debido a las muchas denuncias que hizo contra autoridades y personas de la ciudad, políticos y empresarios. Y de la ejecución en sí no hay testigos, ni localizamos imágenes en cámaras de seguridad, que no existen en las inmediaciones de la casa de la víctima".
Las declaraciones del comisario, que hoy se encuentra jubilado, no coinciden con la investigación, que se convirtió en documento de dominio público tras su remisión a la Justicia. En aquel momento, la investigación ya registraba seis solicitudes de "dilación de plazo", debido a la acumulación de trabajo en la comisaría. Otros diez vendrían después.
De acuerdo con las estadísticas de la Secretaría de Seguridad Pública de Sao Pablo, entre 2014 y 2017 se registraron en Ubatuba un promedio de 4.4 hurtos y robos al día. Un coche es robado cada tres días, en promedio. Los homicidios, como el de Guerra, son relativamente pocos: casi 23 al año, en el promedio de los cuatro años, en una ciudad de menos de 90 mil habitantes fijos –aunque entre los meses de diciembre y enero, con turistas, la ciudad llega a recibir 2 millones de personas-.
En ese ambiente, la muerte de Guerra figura como el caso de más difícil esclarecimiento registrado en Ubatuba en los últimos años, y el único que tuvo repercusión internacional.
Brasil no es un país con buenas tasas de solución de homicidios. El estudio "¿Dónde vive la impunidad?", publicado por el Instituto Sou da Paz, en 2017, revela que Brasil no acompaña el índice de solución de los homicidios: y ocurren más de 60 mil al año. Sólo seis estados saben decir cuántos homicidios son esclarecidos. En Sao Paulo, estado que concentra la mayor parte de la economía de Brasil, menos de cuatro de cada diez muertes intencionales son solucionadas. Es un éxito para los promedios brasileños.
"En la gran mayoría, las investigaciones de homicidios terminan basándose prioritariamente en indicios de testigos y tienen carácter notarial. La pericia, fundamental para la producción de exámenes técnicos, suele confirmar la materialidad delictiva, pero no apuntar la autoría, iluminando lo que ocurrió, pero no quien ha matado", dice el estudio. "La baja calidad de la instrucción del proceso penal de homicidios se inscribe entre los motores que alimentan la impunidad en Brasil."
El diagnóstico describe bien la investigación de la muerte del bloguero Marcos Guerra. En ninguna de las más de 200 páginas del proceso se encuentra cualquier diligencia para intentar identificar eventuales intereses de políticos y empresarios en el asesinato, aunque éstos hayan sido mencionados por el comisario como una línea de investigación. Y desde el 23 de abril de 2015, la policía tenía imágenes de cámaras de seguridad en la vecindad de la casa del bloguero, al contrario de lo que dijo Fausto Cardoso.
Fue a partir de este punto que la investigación se centró en la figura de dos vecinos de Guerra, que operaban los estacionamientos clandestinos. Más de un año antes de la muerte, ellos presentaron una denuncia oficial contra el bloguero por haber tomado fotos del aparcamiento. Ellos acusaban a Guerra de amenazarlos.
El bloguero también los denunció a la policía; según los acusados, en una discusión ellos dijeron que "él y su padre debían morir". Guerra llegó a publicar un texto al respecto en "Ubatuba Cobra", citado en el último párrafo del informe de abril. Los dueños del estacionamiento fueron los únicos sospechosos oídos en la investigación. Sin embargo, en marzo de 2017, dijeron que nada sabían sobre el crimen. Con eso, la policía dio la investigación como terminada y la envió al Poder Judicial.
A su vez, las imágenes de las cámaras, obtenidas dos años antes, sugerían algo más. En ellas se puede ver una moto con dos ocupantes que luego fue apagada y cargada manualmente hacia la casa de Guerra, minutos antes del asesinato.
Las imágenes también muestran la misma moto alejándose de allí, diez minutos después. No se puede identificar la placa del vehículo. La cámara donde aparecen más claramente estaba con el horario desfasado en poco más de una hora; el investigador corrige el horario en el informe.
También aparece en las imágenes un Jeep modelo Wrangler. Según el informe, el coche llega diez minutos y 47 segundos antes de la llegada de la moto de los tiradores. Se queda parado en posición sospechosa, en la calle por donde la moto pasó, durante todo el período que ocurre el crimen. Un minuto y 21 segundos después del paso de la moto de los tiradores en fuga, el vehículo deja el sitio.
"El comportamiento del conductor del vehículo es considerado sospechoso ante las circunstancias y merece atención, pero hasta el momento no se puede afirmar, con seguridad, que éste pueda tener implicación", registró el investigador Renan Alexandrino Pinho dos Santos, el 23 de abril de 2015. Él recuerda que, por ser víspera de la Nochebuena, la ciudad estaba llena de turistas y de personas que mantienen casas de vacaciones en Ubatuba, entonces podría ser sólo una infeliz coincidencia.
Sin embargo, la investigación no indica ningún intento de identificar al posible propietario del Jeep. Los datos del Departamento Nacional de Tráfico indican que sólo hay 57 coches de ese modelo en todo el Estado de Sao Paulo.
El informe de Renan Pinho también solicitaba el levantamiento del secreto de la cuenta en Facebook de Marcos Guerra. La petición tardó más de dos años para ser aprobada.
"TODAVÍA EXISTEN DILIGENCIAS QUE PUEDEN CONTRIBUIR"
Casi 30 meses después del asesinato, nada estaba aclarado.
La comisaría hizo 16 solicitudes de "dilación de plazo" para el levantamiento de evidencias. A lo largo de todo el año 2016, prácticamente sólo se encuentran solicitudes de dilación de plazo, aprobados por 30 días y renovados otros 30 días después del final del nuevo plazo. Los pedidos fueron firmados por cinco comisarios diferentes, de los cuales uno se jubiló y otros ya no trabajan en el municipio. El funcionario responsable tomó sus vacaciones anuales dos veces en el período, y con ellas vinieron dos de las dilaciones de plazo. En junio de 2017, el caso se había enfriado.
Le tocaba a la Fiscalía, que tanto fue criticada en las denuncias de Marcos Guerra, dar un paso adelante para esclarecer su muerte. Esa etapa sólo llegó cuando uno de los fiscales de la ciudad se alejó por motivos de salud y fue sustituido por uno recién llegado al servicio público. Como en la fábula de la ropa nueva del rey, le tocó al más joven observar lo que era evidente.
Murilo Arrigeto Perez aún no tenía 30 años de edad cuando llegó a Ubatuba como fiscal público principiante. En esa fase, los nuevos fiscales pasan cada mes en una ciudad diferente del interior de Sao Paulo, para familiarizarse con los procedimientos.
Perez no se acuerda cómo llegó al caso, pero recuerda haber leído el proceso y que le dio curiosidad el hecho de que la víctima era un bloguero que hacía denuncias sobre políticos locales. Desde su computadora, abrió el blog y leyó varios de los textos. Verificó la investigación y de pronto le pareció que faltaban otras líneas de investigación que todavía no habían sido seguidas.
Así que redactó una petición al juez que decía así:
"En particular, entiendo que todavía existen diligencias que pueden contribuir para la averiguación de los hechos. En efecto, hay noticias de que el ofendido sería responsable de un blog en el que transmitía denuncias de irregularidades diversas cometidas en la urbe. Estas, además, causaron el registro de otras querellas policiales, así como la víctima como posible autor. Por lo tanto, existe línea de investigación pendiente. Y, considerando la manera en que se encontraba activo en la red mundial de computadoras, no es improbable que de su perfil en la red social Facebook puedan ser levantadas otras pruebas".
El caso fue remitido el 12 de junio de 2017 al juez Eduardo Passos Bhering Cardoso, que solicitó el levantamiento del secreto de la cuenta en Facebook de Marcos Guerra y la copia del documento acerca de la interdicción del estacionamiento de los vecinos del bloguero. En noviembre, Facebook envió una respuesta estándar diciendo que sólo puede divulgar informaciones básicas del usuario como colaboración en casos judiciales.
Hasta el momento, no figuran en el proceso ninguna otra línea de investigación. Como el caso está en el Foro de Ubatuba, la policía no se manifiesta al respecto. El juez aún no ha dictado sentencia.
Perez, que desde febrero de 2018 actúa definitivamente como fiscal público, lamentó durante la entrevista no haber podido hacer más con respecto al caso.
*Colaboración y traducción: Belisa Figueiró